HABILIDADES DEL PENSAMIENTO

 


HABILIDADES DEL PENSAMIENTO

Las habilidades del pensamiento son las capacidades y disposiciones para hacer las cosas. Son la destreza, la inteligencia, el talento o la acción que demuestra una persona. En la búsqueda del sentido de  cualquier forma de actividad humana de que se trate, lo primero, lo más importante y lo más difícil es pensar y pensar bien. ¿Qué es pensar bien?, ¿Qué es un pensamiento bien elaborado?, ¿Qué significa pensar?, ¿En qué consiste el pensamiento?, ¿cuáles son las condiciones que lo hacen posible? Estas interrogantes se han formulado los grandes pensadores y científicos, desde antes hasta nuestros días y aún hoy, no se tiene total claridad al respecto, sin embargo, a través de aportaciones que han realizado los teóricos del pensamiento y aprendizaje podemos desarrollar estrategias y habilidades basándonos en la premisa que “es el pensamiento el que sirve de medida de todas las cosas”. De acuerdo con lo anterior a través del desarrollo de habilidades del pensamiento podemos optimizar: El uso de la memoria, la comprensión, el análisis y la síntesis, entre otras. Estas habilidades del pensamiento deben permitir a la persona relacionarse con la diversidad cultural, darle una mayor capacidad para lograr sus objetivos, adquirir la madurez en donde sea capaz de realizar propuestas, presentar alternativas de solución con originalidad y creatividad que puedan responder a los constantes campos de este mundo complejo y multicultural.

¿Cuáles son las habilidades del pensamiento?

Como son la capacidad de pensar y razonar, así como la habilidad para decidir qué hacer, se pueden desarrollar mediante acciones enfocadas en el aprendizaje continuo de las matemáticas, el lenguaje y otros temas relacionados en formas muy diversas:

Inferencia.

La inferencia requiere conocimientos técnicos o específicos del sector o experiencia para sacar conclusiones de los datos. Las inferencias se basan en información insuficiente.

Analizar.

Una vez encontrado un problema, el análisis es la clave. Saber qué hechos, datos o información son necesarios para examinar y evaluar una situación. Esto implica obtener una investigación imparcial, hacer las preguntas pertinentes para garantizar la exactitud de los datos y revisar los resultados de forma objetiva. Las nuevas experiencias mejoran la capacidad de análisis, porque ayudan a comprender la información y a emitir juicios con conocimiento de causa.

Comunicación.

Hablar sobre las preocupaciones y las posibles soluciones a los compañeros de trabajo, familiares y amigos requiere una buena capacidad de comunicación. La escucha activa y el respeto pueden ayudar a captar diversas perspectivas y a transmitir ideas de forma tranquila y racional.

Solución de problemas.

Esta tarea requiere identificar, analizar y elegir un problema, donde después se reflexiona su posible solución por medio de las herramientas a la mano.

Observación.

El pensamiento comienza con la observación. Las personas observadoras pueden ver un problema rápidamente e incluso pueden saber por qué algo es un problema. Con su experiencia una persona sería capaz hasta de predecir un problema.






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